Debe reconocerse el trabajo de inteligencia desplegado por el gobierno federal en la reciente captura de “El Teo”, no obstante que se mencione con insistencia que fue la DEA quién informó -y supervisó- con precisión matemática, los datos que la hicieron posible. Igual sucedió cuando esta agencia norteamericana detuvo en aguas internacionales al yate Dock Holiday en agosto de 2006 -también en La Paz-, aunque los comentarios urbanos señalaban puntillosamente, que había sido en mar nacional.
Sin embargo, y más allá de ello, es un resultado que no debe dejarse de reconocer pero sin que se echen las campanas al vuelo, puesto que si bien es cierto que se trata de un golpe eficaz, también lo es que la sucesión en el mando del grupo criminal es algo que se dará de manera casi automática con su consecuente operatividad, debiéndose prever que se incrementará la ola delictiva tanto por los reacomodos internos como por los intereses en pugna, mismos que tratarán de reposicionarse ante el presunto debilitamiento de sus contrarios.
Se ha dicho antes que el avance de la delincuencia no se dio simplemente porque sí, sino porque alguien, algunos, abrieron la puerta; ahora, es momento de indagar y conocer a quienes teniendo el deber de combatir la delincuencia, se aliaron con ésta para hacer fortuna, permitiendo, a cambio, que los niveles de criminalidad llegaran a extremos cada vez más graves y que la impunidad prevaleciera a plenitud.
Por ejemplo, cuando dio inicio la “Operación Limpieza” en la PGR con el fin de depurar la institución y recuperar credibilidad ciudadana...
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